• Se estima que la inversión en sistemas de edificios inteligentes para 2019 será de más de 16 millones de dólares: Schneider Electric
• El impacto del diseño de los edificios sobre el bienestar físico y mental de las personas es un tema cada vez más relevante para el sector inmobiliario
El efecto de enamoramiento a la vuelta de la esquina con motivo del Día del Amor y la Amistad está presente en todos los rincones y sectores, incluido el inmobiliario. Antes, enamorarse de un edificio se limitaba a admirar su diseño y belleza estética, ser una edificación apreciada era un privilegio de las grandes obras diseñadas por afamados arquitectos que se convertían en paradas obligatorias e imperdibles de las ciudades. Sin embargo, en la actualidad, el atractivo de los inmuebles ha cambiado y ahora nos enamoran no sólo por lo que vemos, sino por el bienestar que nos aportan y lo felices que nos hacen sentir.
Es en este proceso en el que los llamados “edificios inteligentes” empiezan a destacar, seduciendo y brindando una mejora en la calidad de vida de las personas que los habitan, y donde la gestión eficiente de la energía y la automatización son factores determinantes. La implementación de sistemas conectables permite tener información y datos de todo lo que ocurre en el edificio, monitoreando sus sistemas de seguridad, iluminación, distribución eléctrica y ventilación, abriendo la posibilidad de mejorar todos estos factores y ofrecer una experiencia mejorada y más segura de quien lo utiliza.
Por dar algunos ejemplos, la calidad del aire interno del edificio se relaciona con el bienestar y la productividad de los usuarios– los niveles de CO2 causan sensación de cansancio e influyen en la toma de decisiones – y la ventilación natural o el aire acondicionado mixto son beneficiosos. En el caso de ambientes de trabajo, se ha determinado que niveles más altos de actividad física mejoran la efectividad de los empleados y muchas empresas están empezando a calibrar cómo sus oficinas pueden combatir el sedentarismo. Además, están llegando al mercado sensores que ayudan a prevenir los dolores de espalda, cuello y músculos, una de las principales causas del absentismo.
Al proporcionar mejores entornos, herramientas e instalaciones, las compañías inmobiliarias incrementan su productividad y por ende, potencian la innovación y el crecimiento. Las posibilidades que ofrece un edificio inteligente en este sentido son incontables y por eso para este año, se calcula que la inversión en este tipo de tecnologías superará los 16 millones de dólares, según un estudio de Schneider Electric y Unwork.
“Las ciudades necesitan urgentemente transformar sus edificios en unidades eficientes, verdes y habitables. Desde Schneider Electric, asumimos este reto mediante plataformas como EcoStruxure que facilita la convergencia entre los datos y la tecnología para incrementar la eficiencia energética de hasta un 50 por ciento y de reducir los costos de energía hasta en 30 por ciento de distintos sectores, incluidos los hogares, los edificios, los centros de datos, la infraestructura y las industrias”, indicó Tania Kalinka Cerda, directora de la división de Digital Energy de Schneider Electric México y Centroamérica.
Según el estudio de Schneider Electric, el 40 por ciento de la energía mundial se consume en edificios; el 75 por ciento de los costos operativos de un edificio a lo largo de su vida se debe a mantenimiento y a gastos de explotación, y el 30 por ciento de la energía consumida en edificios se desperdicia por la ineficiencia de sus sistemas de gestión, entre otros elementos. Ante este panorama, un edificio inteligente se plantea como una solución para migrar hacia ciudades más cómodas para sus habitantes y también más conscientes con el planeta, mientras ofrecen el beneficio de reducir costos de operación para los propietarios de los inmuebles.
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