Entre las tecnologías disruptivas, la inteligencia artificial (IA) emerge como una de las principales para que las empresas revolucionen su negocio, logren resultados exponenciales e incrementen sus ventas, gracias a que facilita la optimización y automatización de procesos. De hecho, según PricewaterhouseCoopers1, la economía mundial será 14% mayor en el año 2030 gracias al uso de esta tecnología, alcanzando un PIB mundial de $15.7 billones de dólares. El 42% de dicho monto se dará a consecuencia del incremento en la productividad empresarial.
La IA se está convirtiendo en el transformador de la gestión de los datos: como se nutre de información, el acceso a los datos y su uso inteligente se vuelven prioritarios.
Con todo, para las áreas de TI, la protección y disponibilidad de los datos han sido siempre enormes retos. Veeam indica que la pérdida de datos aceptable en aplicaciones críticas para las organizaciones a nivel mundial es de 72 minutos (promedio), pero en realidad están protegiendo sus datos cada 127 minutos2.
Asimismo, el informe también señala que el 85% de ellas admiten estar menos que muy confiadas con respecto a sus capacidades actuales para respaldar y recuperar sus máquinas virtuales.
Así como la insuficiente disponibilidad de datos y los tiempos de inactividad no planeados han impactado negativamente al 66% de las empresas en cuanto a sus iniciativas de transformación digital (de acuerdo con el estudio de Veeam), lo mismo puede esperarse de las carencias de la gestión de datos tradicional para con la implementación de inteligencia artificial, y es que dicha gestión no está preparada para satisfacer las exigencias de esta nueva tendencia.
Alcanzar la innovación con base en la IA no se trata únicamente de capturar más datos. Es requisito primordial que no se encuentren duplicados, incompletos, inconsistentes, inexactos o inaccesibles; es preciso que su manejo y búsqueda sean eficientes y ágiles, y que exista garantía de que los datos estarán siempre disponibles. Por ello, se hace imprescindible una estrategia de hiper disponibilidad de los datos y que éstos mantengan una alta calidad para realmente lograr una visión de 360 grados.
Como es entendible, esto no se logra de la noche a la mañana; es un proceso gradual que involucra tener respaldos de todas las cargas de trabajo, pero ese sólo es el comienzo. Las áreas de TI necesitan asegurar que la protección y disponibilidad de los datos esté garantizada aun en entornos híbridos y de múltiples nubes, implementar procesos y tecnologías que faciliten la visibilidad clara y unificada de los datos y
1 “La inteligencia artificial impulsará el PIB mundial un 14% en 2030 por sus efectos en la productividad y en el consumo”, PricewaterhouseCoopers, Julio 2017
2 Reporte de Disponibilidad Veeam 2017
alcanzar la orquestación de los datos (en la que éstos se transfieren de manera natural a su ubicación más óptima, lo que avala la continuidad del negocio y el cumplimiento).
Al final, se puede llegar a la automatización segura, que es la que habilitará la inteligencia artificial. En este punto, la empresa puede decir que cuenta con una Gestión Inteligente de Datos, que significa que los datos se han empoderado hasta aprender a respaldarse a sí mismos, migrarse a su ubicación ideal, protegerse ante posibles eventualidades y recuperarse de forma instantánea.
Depende de las empresas crear disponibilidad en sus datos, aplicaciones y procesos, y alcanzar la Gestión Inteligente de Datos antes de implementar la IA, pues el resultado no sería el mismo si se hace al final. Cuando se han dado los pasos en el orden adecuado, los beneficios de la inteligencia artificial para las organizaciones son exponenciales, comenzando por los nuevos niveles de autonomía que esta tecnología inyecta en los procesos, operaciones, seguridad, toma de decisiones y cada elemento de la empresa.