Muchos bancos vieron el potencial y están probando esta “magia” del blockchain en sus laboratorios de investigación y áreas de desarrollo.
Recuerdo que en mi último año de secundaria en la materia Contabilidad, nos pasamos gran parte del último semestre realizando el trabajo práctico final que consistía en plasmar los asientos contables en el “libro mayor”. Aquello implicaba trabajar de forma muy ordenada porque cada vez que se terminaba una hoja del libro había que hacer el “transporte” de los saldos a la siguiente página y si se había cometido algún error en alguna página previa, se replicaba en todas las subsiguientes. La única forma de solucionarlo era borrar y volver a escribir todos los saldos desde la página del error hasta el final.
Hace un tiempo que las Bitcoins empezaron a aparecer en la tapa de los diarios como uno de los agentes de cambio del sistema financiero a nivel global. Pero tuvo que pasar un tiempo para que se empezara a hablar de lo que estaba por debajo de las Bitcoins y que representa una revolución aún mucho mayor, no sólo para el sistema financiero, sino para cualquier ámbito que pueda beneficiarse de la gestión descentralizada y segura de información. Estamos hablando de Blockchain, que tiene el potencial de generar una nueva revolución en la era de la información.
Si pensara entonces en aquel trabajo práctico de contabilidad, habría un detalle no menor que antes no mencioné. Ya que todos teníamos que plasmar exactamente los mismos asientos contables, el profesor conocía a la perfección los saldos con los que debía cerrar el “libro mayor” y eran los mismos tanto para mi libro como para los libros de mis compañeros. Todos ellos, debían terminar conteniendo exactamente la misma información. Déjenme entonces imaginar una situación hipotética.
¿Qué tal si por algún tipo de magia todos nuestros libros se comportaran como uno solo? ¿qué tal entonces, si nos hubiéramos distribuido los asientos contables entre toda la clase, de tal forma que cada uno sólo necesitara escribir en su libro los asientos que le hubiera tocado en suerte? ¿qué tal si cada vez que uno de mis compañeros terminara de escribir un asiento, se replicara en el resto de libros automáticamente gracias a esa misma magia? ¿qué tal si estos libros “mágicos” hubieran tenido además la capacidad de deshacer cualquier intento de modificar cualquiera de los asientos ya escritos previamente? ¿Qué tal si uno de los libros se quemara accidentalmente y fuera irrelevante porque el resto contuviera exactamente la misma información?
Ciertamente, este modo colaborativo de hacer el trabajo práctico escribiendo en forma distribuida en los libros (que funcionan como uno solo) hubiera sido mucho más eficiente en tiempo y esfuerzo.
Blockchain es justamente la tecnología que hoy en día hace realidad esa “magia” que imaginamos y que comparamos con aquellos libros. En esencia, un Blockchain (o cadena de bloques) es una base de datos
distribuida, descentralizada; un conjunto de nodos o bases de datos (libros mayores) que almacenan la información en bloques y la replican entre ellos funcionando como una fuente única. Una de sus principales características es que la información almacenada no puede ser alterada. Por lo tanto, se puede confiar en el contenido en cualquiera de los nodos. Pero ¿cómo sucede esta “magia”? gracias a un conjunto de procesos de encriptación y modelos matemáticos que asegura la inviolabilidad de la información.
Los bloques están “encadenados”, encriptados de tal manera que si alguien intentase corromper alguno de los bloques, toda la cadena se invalida y es reemplazada por la cadena válida anterior. Esto va de la mano del hecho de que Blockchain cuenta con una serie de reglas que permiten generar consenso entre los nodos para validar la información. Sin embargo, quizás el aspecto más relevante de esta revolución es que desaparece la necesidad de tener una base de datos única, descentralizada que indefectiblemente sea administrada por alguna institución, organismo o empresa.
Volviendo a la revolución que trae Blockchain, siempre me ha fascinado el concepto plasmado en el libro “Blockchain: la revolución industrial de internet” de Alexander Preukschat (Coordinador): “La irrupción del internet de la información ha cambiado radicalmente nuestras vidas […] Otro tanto puede suceder con el internet del valor, una expresión que define el próximo paso en la evolución natural de la red y que sólo ha sido posible a partir del descubrimiento de la tecnología Blockchain. Gracias a ésta, este nuevo concepto de internet permite compartir valor (como títulos, registros, certificaciones, archivos o canciones) de una forma digital y descentralizada, sin necesidad de una entidad central de confianza que imponga su criterio a los participantes. Esa capacidad es lo que convierte a la tecnología Blockchain en algo tan apasionante y que puede revolucionar nuestra forma de entender el mundo. Tanto, que aquellas industrias y modelos de negocio que no se adapten a los cambios acabarán sucumbiendo”.
Puede parecer ciencia ficción pero no son pocos los bancos que vieron el potencial y están probando esta “magia” en sus laboratorios de investigación y áreas de desarrollo. De hecho, ya existen algunos pioneros que tienen casos de éxito reales usando esta tecnología.
Se han formado también consorcios de empresas (incluso de diferentes industrias) que están trabajando en conjunto porque han entendido que en el futuro, la transformación estará en la interconexión.
Con todas estas nuevas posibilidades sumadas al potencial de Blockchain, resulta apasionante imaginar en un futuro no muy lejano la posibilidad de una red descentralizada entre bancos, grandes empresas, PYMES, organismos públicos y Fintech’s que permita compartir e intercambiar valor en forma consensuada y segura. Basta sólo con soñar con la realización de operaciones mediante una red Blockchain en la que todos los nodos estarán de acuerdo, por ejemplo, si la operación se realizó o no. Cada entidad tendrá su copia de “libro mayor” y podrá confiar en la información allí plasmada. Esto permitiría que se reduzcan los tiempos de ejecución y validación, los costos de re-procesamiento, consolidación y compensación ante errores.
Quizás en aquel futuro cercano los clientes, los usuarios finales no se enteren que detrás de los canales web y mobile por los cuales operen haya una plataforma Blockchain. No podrán ni verlo ni tocarlo, pero lo que seguramente vivirán es una experiencia de usuario diferente, con menos demoras y errores.
Este es sólo el inicio, el potencial es enorme y las posibilidades incontables. La transformación digital no se detiene, se acelera. Tal es así que ya se está hablando de Hashgraph como una evolución superadora de Blockchain.