El nombre lo es todo, no solo hablando de marcas, también en las personas, proyectos y cualquier iniciativa que emprendamos el nombre lo termina siendo todo. Y es que esas letras que unimos para formar un nombre, más allá de eso, termina convirtiéndose en un concepto que las personas adoptan o rechazan por el simple nombre.
No es que me burle o use nombres propios, de personas o proyectos para referirme de forma despectiva, pero te imaginas que pasaría si te llamaras “Elu Viera”; pues bien, no hay nada de chiste en llamar a una persona así, entonces me pongo a pensar, porque llamar a una empresa de una forma extraña, en la que tal vez algo de creatividad o exceso de inocencia hace que una persona llame a su negocio de forma errada.
Una cosa es que sea una broma o que la persona que pensó en el nombre quiera usar la gracia del concepto que evocará su marca; pero si quieres tener una empresa internacional, un negocio exitoso, te tomas muy en serio la importancia del nombre de una marca.
Finalmente ese negocio, es UN NEGOCIO, no hay que olvidarlo y normalmente los modelos más exitosos, son aquellos que se plantean de forma profesional, se piensan y se evalúan para funcionar en cualquier mercado.
Así que antes de ponerle nombre a una marca, tu blog, un proyecto o un negocio, piensa si funcionará, piensa como las personas adoptarán ese nombre y como será aceptado en el mercado.