Comentario por Peter Westaway, Economista en Jefe de Vanguard, Europa, y Shaan Raithatha, economista de Vanguard.
Después de un entorno de inversiones sorprendentemente tranquilo el año pasado, la volatilidad del mercado financiero volvió con fuerza a principios de 2018. Desde la última semana de enero hasta la segunda semana de febrero, las inversiones de renta variable cayeron 10%, con lo que se marcó la primera corrección del mercado de acciones desde principios de 2016.1
¿Qué provocó esta venta repentina? Algunos participantes del mercado han sugerido que esto era tan solo una consecuencia inevitable de un mercado de renta variable sobrevaluado después de una fuerte demanda en los últimos años. Otros atribuyeron la exacerbación del descenso a la información técnica del mercado (los datos generados por las actividades del mercado), señalando la venta forzada de las estrategias de negociación dirigidas por algoritmos (estrategias que son pre programadas para hacer negociaciones en respuesta a ciertas condiciones).
Es probable que haya un elemento de verdad para ambas explicaciones. Sin embargo, el principal desencadenante para la caída de las inversiones de renta variable radica en la inquietud de los inversionistas de que las tasas de interés globales comenzarán a aumentar más rápidamente de lo esperado anteriormente. De hecho, los rendimientos globales de bonos (que se mueven inversamente a los precios de los bonos) empezaron a aumentar rápidamente unas pocas semanas antes de que el mercado de acciones empezara su descenso. Por ejemplo, el rendimiento de las Notas del Tesoro de EE. UU. a 10 años aumentó aproximadamente 50 puntos base desde el inicio del año y al 19 de febrero se encontraba en 2.9%.2
La posibilidad de una normalización de la política monetaria global, que conlleva la probabilidad de tasas de interés más altas, se podría considerar un obstáculo para los resultados del mercado de renta variable. Esto se debe a que las tasas de interés más altas en cualquier país dado probablemente desacelerarán el crecimiento de la economía y por
consiguiente los ingresos corporativos, y también tendrá como resultado que los inversionistas descuenten más fuertemente los dividendos futuros.
El efecto de las tasas de interés más altas
A pesar de esto, Vanguard no cree que las tasas de interés globales más altas sean mucha causa de preocupación para los inversionistas, particularmente para los inversionistas diversificados a nivel mundial y a largo plazo.
Primero, aún se espera que las tasas de interés aumenten en una forma muy gradual y predecible, así como hasta un punto más bajo del que hemos experimentado históricamente. Este ciclo de tasas de interés bajas y lentas no debería conducir a demasiada alteración del mercado financiero a largo plazo.
Segundo, las tasas de interés en aumento son una consecuencia directa de una economía global saludable. Las tasas de desempleo han bajado significativamente en muchos mercados y los encargados de formular las políticas ya no ven la necesidad de estímulos monetarios de emergencia. En vez de eso, la atención de los bancos centrales está cambiando hacia el aumento del riesgo de inflación. Tal como ilustra la experiencia de los años 1970, la inflación descontrolada puede causar tanta desestabilización en la economía real como una crisis de deuda completamente desarrollada. Aumentar lentamente las tasas de interés desde los niveles de emergencia probablemente es una forma prudente de maximizar el crecimiento económico a largo plazo.
La mayor parte del miedo que gira alrededor de las tasas de interés más altas está enfocado en los Estados Unidos. Los Estados Unidos están más avanzados en su ciclo económico que otros países desarrollados y es allí donde es más probable que surjan primero las presiones inflacionarias. La Reserva Federal ha estado aumentando las tasas de interés desde 2015 y se espera que continúe haciéndolo este año. Al igual que en otras economías desarrolladas, no está claro si el crecimiento modesto y un mercado laboral con escasez de oferta llevará a un aumento de salarios más altos y de inflación.
¿Cómo deberían responder los inversionistas?
El entorno actual del mercado continúa siendo muy desafiante para los inversionistas. Un entorno de tasas de interés más bajas y más lentas, junto con valoraciones elevadas de la
renta variable, implica que es probable que los rendimientos futuros a largo plazo sean muy moderados con respecto a la historia. Al mismo tiempo, a medida que los banqueros centrales retiran gradualmente el estímulo monetario y se normaliza la política, también es probable que aumente la volatilidad del mercado promedio. Con rendimientos esperados más bajos y el potencial de períodos de turbulencia en el mercado más frecuentes, recomendamos que los inversionistas:
1. Continúen disciplinados: los inversionistas deberán apegarse a sus estrategias de inversión a largo plazo y no dejarse influir por episodios de volatilidad del mercado. La paciencia será muy importante.
2. Se mantengan diversificados: las carteras equilibradas y diversificadas globalmente de renta variable y bonos permitirán a los inversionistas navegar la posible volatilidad del mercado de una manera mejor.
3. Sean realistas: Los futuros rendimientos de las clases de activos probablemente serán más bajos de lo que hemos estado acostumbrados en los últimos años. No sería prudente perseguir rendimientos ligeramente más altos ya que esto podría involucrar un riesgo mucho mayor.
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