Por: Sebastián Mejía, cofundador de Rappi
Miércoles 26 de septiembre de 2018 — América Latina reafirma cada vez más que es una región fértil para los negocios. Mientras que sus startups siguen expandiéndose, evangelizando a inversionistas internacionales y haciendo crecer nuevos hubs tecnológicos, la verdadera disrupción se evidencia en un escenario paralelo al empresarial y en donde sucede el círculo virtuoso del emprendimiento, el día a día de los latinoamericanos.
Emprender es más que sólo el requisito de crear una empresa desde cero; es un hábito que exige resolver necesidades de la vida diaria de una forma creativa e innovadora. Por ello, desde sus antecedentes y en su creación, la fórmula y el compromiso de Rappi ha sido constante: hacer más fácil la vida de las personas en las grandes ciudades de Latinoamérica.
El éxito de Rappi radica en que beneficia a todo un ecosistema. Esto se manifiesta en un amplio espectro. En un primer nivel, brindando a las personas un asistente personal que resuelva de manera inteligente sus necesidades; ayudando a negocios locales y marcas de consumo a conectar mejor con sus usuarios; y dando una alternativa para quienes requieren soluciones que les ayuden a aprovechar mejor su tiempo libre y generar ingresos extra a la medida de su estilo de vida.
Este último grupo está conformado por un talento diverso que entiende que emprender también se traduce en una inversión eficiente de sus horarios cotidianos. Estos colaboradores independientes, llamados Rappitenderos, se han convertido en parte del éxito de Rappi, debido a que la colaboración, la innovación, el ingenio y el desarrollo latinoamericano son una parte vital para que las startups de la región sigan cambiando el panorama económico y del mercado.
Muchos de estos Rappitenderos son estudiantes, profesores, freelancers, padres de familia, amas de casa o todo tipo de profesionales que terminan sus turnos y quieren una opción flexible para generar un dinero extra, invirtiendo de mejor manera su tiempo.
Esta dinámica despierta el sentido emprendedor en nuestros colaboradores y los empodera al empaparlos de la cultura de las startups en la que se aprende a administrar recursos, así como horarios, encontrando más que una alternativa inmediata para generar ingresos. De esta forma, los Rappitenderos se suman a un esquema que los invita a solucionar problemas de una manera creativa e ingeniosa, y hacer todo lo que esté en sus manos para facilitar la vida de otras personas. Las posibilidades van más allá del servicio on-demand; al mediano y la largo plazo, se traducirá en un región con un sólida cultura de innovación y emprendimiento.
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