- Existen diferentes enfermedades, tanto físicas como psicológicas, que se desarrollan por el uso excesivo de diferentes tecnologías.
Cifras de IAB México y Kantar Insights, revelan que en el país el 46% de las personas advierten que sus dispositivos móviles son tan importantes e indispensables que si los olvidan se regresarían a casa a recogerlos. Este problema ya está en atención del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el cual advierte que la nomofobia (trastorno de adicción al teléfono celular) puede generar desde malestares en articulaciones, ojos, huesos, oídos, insomnio, depresión y ansiedad.
El uso excesivo de internet, celulares inteligentes y redes sociales, entre otros, ha dado como resultado que diferentes padecimientos físicos y sicológicos se vuelvan más complejos de tratar. En esa línea, la ciberpsicología ha sido una herramienta que ha brindado importantes pautas para tratarlos. Al respecto, la Dra. Arantxa Duque, Directora del Grado en Psicología de La Universidad Internacional de Valencia (VIU), destacó: “han emergido nuevas patologías a consecuencia del uso intensivo de dispositivos, por ejemplo, el phubbing o el miedo a ser excluido de las redes sociales denominado ‘Phomo’. La ciberpsicología ahora aparece como un campo de estudio emergente a nivel global, que se hace cada día más necesario”.
Duque, agregó que es importante considerar a la ciberpsicología como la atención psicológica que cubre la interacción con tecnologías, además como el estudio de nuevas patologías y trastornos condicionados por tecnologías interconectadas, donde también es relevante destacar que no existe una definición operativa concreta. De hecho, no hay unanimidad en la comunidad científica internacional a la hora de considerar las ciberadicciones como una enfermedad.
La ansiedad, depresión, diferentes fobias (con realidad virtual y tecnologías) y la adicción al tabaco están entre los problemas más frecuentes que se desprenden del abuso en el uso de la tecnología. El Reino Unido se ha convertido en un país pionero en esto y la salud pública ofrece atención y tratamiento, pero mediado -curiosamente- por las mismas tecnologías, disponiendo de una serie de datos que ofrecen un rigor científico que puede aumentar la eficacia de los tratamientos y extender la implementación de tácticas derivadas de la ciberpsicología.
Para abordar estos problemas, ha resultado vital el desarrollo de la inteligencia artificial, la cual está facilitando la optimización de la atención psicológica en diferentes trastornos, pero se requieren de mayores estudios que aporten conocimiento de los diferentes tipos de problemas, con el fin de ser abordados y utilizar la información de manera correcta, dando los mejores resultados. Si bien la ansiedad, depresión o fobias ya cuentan con análisis extensos, hay que seguir profundizando en un campo que apenas inicia a explorarse.
“Es claro que la adicción a la tecnología -por su naturaleza en sí- no se debe tratar prohibiéndolos o programando los dispositivos para que se desconecten al ser usados por un paciente, ya que es una sociedad interconectada y eso sería mantener al margen a una persona, lo que puede considerarse un nuevo tipo de exclusión social y es mejor trabajar en un proceso más allá de esa estrategia”, aseveró la Directora del Grado en Psicología.
Por lo anterior, y en vista que nos enfrentamos a la cuarta revolución industrial, invadida de nuevas tecnologías de la información, es relevante la formación en ciberpsicología, para adquirir competencias que contribuyan al desarrollo de 3 aspectos clave: profesionalidad, ética y seguridad. En esta línea, desde el Grado de Psicología de la Universidad Internacional de Valencia, se promueve esta formación desde la investigación en los trabajos de fin de grado y organiza e imparte un ciclo de masterclass sobre esta misma temática a cargo de Marta de la Torre, experta y coautora de la primera Guía para la Intervención Telepsicológica en España.
Siempre es mejor prevenir
Sin duda una de las principales tareas de la ciberpsicología es encontrar la manera de evitar los trastornos psicológicos y psicopatológicos, donde los expertos deben centrarse en la manera de crear y promulgar las buenas prácticas del uso de las Tecnologías de la Comunicación e Información (TIC). En esa línea, la salud pública deberá fortalecer estrategias integrales encaminadas a la prevención y, en segunda instancia, atención de pacientes que puedan sufrir los trastornos asociados al uso de la tecnología.
Ahora, no menos importante, están los daños físicos que se derivan de este problema, por ejemplo, el denominado síndrome del cuello roto (Neuralgia occipital) que se ocasiona por una mala postura al usar celulares y tablets, por lo general. Otro de los más comunes es la tendinitis, ya que al utilizar demasiado tiempo el celular o las tabletas entre las manos trae consecuencias, además puede producir rigidez y dolor en los dedos o manos.
El insomnio por gastar horas conectado y no dormir de manera adecuada, trae consecuencias físicas que se trasladan a los diferentes sistemas del cuerpo, donde algunos expertos detallan que se pueden afectar parte de los mecanismos cerebrales. Para finalizar, están los daños en los ojos, ya que al usar de manera incorrecta los dispositivos y por lapsos largos, la vista se esfuerza con resultados negativos, los cuales se empiezan a notar en el mediano y largo plazo.
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