Jim Whitehurst, presidente y director general, Red Hat
Hoy, la innovación es la que rige. Prácticamente todas las organizaciones buscan la manera más óptima y rápida de concebir ideas nuevas que las mantenga a la vanguardia. Pero la era de transformación digital en la que vivimos también es una época donde prima la disrupción. Su empresa completa —o el mercado entero— podría cambiar de la noche a la mañana, tal vez por algo que ni siquiera imaginó.
Basta con analizar la forma en que Amazon —originalmente un vendedor de libros en línea— ahora comienza a revolucionar los sectores de comestibles, entretenimiento y salud. Hace que uno se pregunte qué industria podría ser la próxima en su lista.
La realidad es que no se pueden hacer planes en torno a la disrupción. No se puede predecir el futuro porque, gracias a la transformación digital, el ritmo al que se mueven el cambio y la innovación es más veloz que nunca. En el mundo en que vivimos hoy, en la mayoría de los contextos, planear pasos de ejecución específicos es inútil. Se trata de un proceso demasiado lento, plagado de errores y con una perspectiva muy limitada como para ser una herramienta eficaz que promueva la acción. En otras palabras, cuando puede elaborar un plan, éste ya será obsoleto. En lugar de pasar el tiempo desarrollando estrategias y planes de ejecución de lo que no podemos predecir, se ha vuelto más importante dotar a nuestras organizaciones de las capacidades adecuadas para ser exitosas en medio de la rápida evolución y la volatilidad. No hay duda de que la disrupción se acerca y más pronto de lo que se podría imaginar. ¿Será la industria de telecomunicaciones la próxima?
Hoy formulé esa pregunta al hablar en el Mobile World Congress 2018 que se realiza en Barcelona. La plantee dentro del contexto de cómo pueden las organizaciones avivar el fuego de la innovación y al mismo tiempo defenderse de la disrupción.
Una parte clave del mensaje que compartí con el público en el MWC es que si bien lo que impulsa a la disrupción no es un secreto —la transformación digital—, son pocas las respuestas en torno a la forma en que mejor podemos defendernos de la disrupción y a la vez mantener una ventaja innovadora.
Me han preguntado por qué el director general de una empresa de tecnología open source hablaría en un evento de telecomunicaciones. La respuesta radica en el hecho de que Red Hat ha alcanzado una posición de liderazgo en el mundo de la innovación en código abierto impulsada por la comunidad, que constituye la fuerza motriz que promueve muchas de las principales megatendencias que vemos en tecnología.
Ayudamos a que la innovación suceda a diario. Estamos al mismo tiempo al frente y en la primera fila de la transformación digital. Tenemos un pie en ambos mundos, trabajando con empresas que buscan modificar su modelo de innovación y nativos digitales que son activos participantes de las comunidades de desarrollo. La industria de las telecomunicaciones —al igual que muchas otras— se encuentra en un momento crítico a medida que muchos proveedores de servicios de comunicaciones se transforman y modernizan para proveer nuevos servicios.
Nuestra tecnología innovadora es el resultado de nuestra cultura, nuestra gente, que nos proporciona la capacidad de adaptarnos y recuperarnos tras la ola de cambio disruptivo. Nuestro modelo de trabajo en múltiples comunidades open source nos ha permitido no sólo sobrevivir, sino que hizo posible que incluso prosperáramos ante el surgimiento del nuevo cambio tecnológico. Hemos construido la capacidad de transformarnos en nuestra cultura y hemos desarrollado una perspectiva sobre las capacidades organizativas que se requieren para triunfar. A lo largo del camino, Red Hat aprendió algunas lecciones que pueden ayudar a otras organizaciones a fomentar la clase de cultura organizativa innovadora que prospere en un mundo en constante evolución.
Ese es un mensaje que empresas de todos los sectores anhelan escuchar, incluidas las de telecomunicaciones.
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