Convencer a cualquiera de invertir su dinero en un proyecto emprendedor, que por definición tiene un alto riesgo de fracaso, es una tarea difícil. Por eso los emprendedores se dan a la tarea de desarrollar un pitch, una descripción de su proyecto directa y sencilla, capaz de convencer a cualquier inversionista de apostar por ellos.
Un emprendedor, a lo largo de su vida, tendrá que buscar inversión en varias ocasiones, por lo que es importante que domine un buen pitch. Pero ¿qué es lo más importante al presentarle una startup a un inversionista?
Para Jorge González Gasque, director general de G2 Consultores y especialista en startups, los emprendedores tienden a confiar de más en la emoción y dejan de lado los elementos más importantes de su startup.
“La pasión en un pitch está sobrevalorada. Como inversionista, escuchas pitches de emprendedores que son capaces de transmitir emoción, pero eso no significa que sea una buena inversión; por el contrario hay emprendedores que te duermen porque hablan muy pausado, pero resulta que tienen un negocio magnífico”, afirmó González Gasque.
Para que estés preparado cuando llegue el momento de levantar inversión, te presentamos los tres peores errores que puede cometer un emprendedor al llegar con un inversionista.
Primer error: Darle más importancia al pitch que al negocio
Si bien elaborar un pitch convincente y emotivo es básico, muchos emprendedores cometen el error de ponerle más énfasis al pitch y al cierre de inversión que a la viabilidad económica del negocio.
“Hay emprendedores que son capaces de venderte hasta un helado en Alaska, te pueden vender lo que quieran, que tienen un dominio impresionante de su área, pero al final resulta que se terminan aburriendo de sus propias compañías y dejan todo a medias”, señaló González Gasque.
También existen los emprendedores tan obsesionados con cerrar una inversión que llegan a descuidar la salud de la empresa. Cerrar una inversión nunca debe verse como una meta en sí misma, pues se trata de un mecanismo para alcanzar objetivos crecimiento.
La prioridad, más allá de inversiones o discursos apasionados sobre el amor al proyecto, debe ser el desarrollo de un plan de negocios viable y un cuidadoso seguimiento de las métricas de crecimiento del negocio.
Segundo error: Entregar un plan de negocios sin sentido
Un estudio realizado por el Babson College reveló que las empresas con un plan de negocios aumentaron su financiamiento al doble en un periodo de 12 meses. Estas empresas, resalta el estudio, no necesariamente se desempeñaron mejor, pero el plan de negocios les ayudó a darle la confianza necesaria a los inversionistas.
Por más que el emprendedor logre enamorar al inversionista, sin un plan de negocios realista, en el mercado correcto y con el potencial de monetizar, entonces cerrar inversión será una tarea imposible.
“Como inversionista claro que te interesan los soft skills, pero te interesan más sus fundamentos, si tiene un plan y si ese plan tiene sentido, si los números tienen sentido, si la startup tiene tracción, rentabilidad y demuestra crecimiento”, agregó González Gasque.
De acuerdo con el directivo, es importante revisar las habilidades técnicas, las habilidades blandas, pero sobre todo considerar lo que el emprendedor está construyendo.
“Necesitas ver los fundamentos, el análisis técnico, las valuaciones, la corrección y claridad en su modelo de negocio y de monetización”, sugirió González Gasque.
Tercer error: Confiar de más en la pasión
Las pasiones cambian con el tiempo ya sea en intensidad u objetivo, pero sobre todo se trata de un factor subjetivo y que, aunque se agradece, no es un factor decisivo para ningún inversionista serio.
“Siendo realistas, hay emprendedores súper apasionados con ideas malísimas y te generan una empatía al contarte tu proyecto pero ni loco invertiría en ellos”, compartió González Gasque. “Es preferible agarrar ese dinero y dárselo a la señora que está vendiendo comida afuera del metro porque frente a una startup mal planeada ella tiene más posibilidades de escalar el negocio”, añadió.
González Gasque aconsejó a los emprendedores tener claridad en las métricas clave de su empresa, proyecciones claras de a dónde podría llegar el negocio y sobre todo fundamentos para las cifras que presentan.
En última instancia, si no tienen el negocio tan claro, necesitan por lo menos la disposición para dejarse ayudar, pues un inversionista puede ayudarles a aclararlo.