• Las empresas tienen 10 meses para migrar sus sistemas actuales de facturación al modelo de facturación electrónica exigido por la DIAN.
• La aplicación de tecnología a los procesos de facturación se convierte en un valor indispensable dentro del proceso de transformación digital que están acometiendo las empresas en el país.
Luego de la aprobación del Decreto 2242 de 2015 quedó explícito que todas las personas naturales o jurídicas que estén en la obligación de facturar deben, a partir del 1 de enero de 2019, expedir sus facturas electrónicas, lo que significa que únicamente restan 10 meses del 2018 para hacer este cambio.
El Decreto es un esfuerzo para promocionar la masificación del uso de la factura electrónica y profundizar en el control fiscal. Para ello, los proveedores tecnológicos autorizados que ofrezcan servicios de facturación electrónica deberán como mínimo, prestar los servicios cumpliendo las disposiciones y condiciones de operatividad tecnológica establecidas por la DIAN. De esta forma, todas las empresas deberán cumplir los estándares específicos basados en un formato de intercambio de datos internacional denominado UBL 2.0, es decir, un formato electrónico de generación XML estándar establecido por el ente de control.
Aun cuando esta migración supone un reto importante, Indra -una de las empresas que participó en la definición de los estándares exigidos y las soluciones implementadas por la DIAN para recibir y procesar las facturas del país- emplea los mismos componentes exigidos por la regulación colombiana, siendo uno de los proveedores tecnológicos con experiencia internacional avalados para hacer este trabajo.
“Nuestra solución incluye una etapa de implementación y puesta en marcha, y un periodo de servicio de procesamiento de facturas. En la primera fase, se identifican las necesidades específicas de las empresas para transformar sus facturas al estándar exigido por la DIAN y se realizan integraciones con sus sistemas internos; en la etapa de servicio, se procesan los documentos, se envían a sus adquirentes (clientes), se reciben facturas de los proveedores, entregando las correspondientes copias a la DIAN según lo que estipula el decreto”, explica Jorge Mateus, responsable del mercado de Industria de Indra en Colombia.
La utilización de la factura electrónica conlleva además beneficios para el cliente como, por ejemplo, ahorros derivados a un menor uso del papel, lo que también genera ahorro en costos de las operaciones y de bodegaje por el almacenamiento de estos documentos. Asimismo, se evitan reprocesos por errores humanos debido a la sistematización de los procesos; se reducen los días de recaudo de cartera; y, en general, se ahorra tiempo, al agilizarse la entrega de la facturación a la DIAN y a proveedores.
Por otro lado, esta transición representa retos frente a la transformación digital y los cambios culturales que esto trae consigo. Las empresas colombianas viven una realidad que cuenta con consumidores que cada día hacen más uso de tecnologías digitales. “Cualquier consulta a datos estadísticos oficiales confirman el crecimiento exponencial de esta tendencia. Con este panorama, las organizaciones deben comenzar a adoptar las tecnologías necesarias para cambiar los procesos manuales por digitales con el fin de ser más productivas, eficientes y competitivas en el mercado” enfatiza Mateus.
Soluciones empresariales
Es prioritario que las empresas cuenten con una solución completa y, a la vez, configurable de acuerdo con las necesidades de cada organización, para permitir la integración ágil, rápida y sencilla con los sistemas de gestión, la incorporación de reglas de negocio automáticas a los procesos de recepción de cuentas por pagar.
La experiencia de Indra en los procesos de facturación electrónica le otorga un nivel de confianza ante sus clientes, a los que acompaña en las distintas etapas de madurez que implica la implantación de estos nuevos modelos. Se trata de una plataforma flexible, probada y con más de 2.000 clientes a nivel internacional, que cuenta con total garantía tecnológica, incorporando el conocimiento e implantación de las mejores prácticas en el uso de la facturación electrónica en otros países.