por Yesica Flores |
Las mujeres en Rappi reflejan con sus historias que desean tomar las riendas de su vida y hacer lo que les gusta con un espíritu emprendedor
La creación de oportunidades suele ser una de las prioridades de las compañías que desean innovar desde cualquier sector. Por ello, Rappi, como una empresa latinoamericana enfocada en cambiar la vida de las personas, ha recurrido a la inclusión y el empoderamiento para convertirse en un medio para todo tipo de mujeres que desean hacer lo que les gusta y tener una fuente de ingreso extra al mismo tiempo.
“Los modelos basados en sharing economy abren una puerta para las personas que buscan flexibilidad en sus estilos de vida, tanto en México, como en la región y a nivel global. En ese sentido, Rappi está ayudando a revertir estadísticas que ponen a las mujeres en desventaja en el ámbito laboral”, comentó Carlos Correa Tobón, líder de Comunicaciones y Relaciones Públicas para Latinoamérica de Rappi, al considerar que sólo 43 de cada 100 son económicamente activas, según Inegi.
Correa Tobón hizo énfasis en cómo estos modelos brindan a mujeres jóvenes una manera de tener un primer acercamiento al mercado laboral. De hecho, 41.5% de las Rappitenderas tiene entre 18 y 25 años.
Asimismo, recalcó que esta alternativa facilita que sus actividades se ajusten a su estilo de vida, al crear un balance entre lo que les gusta hacer con la necesidad de tener entradas extra de dinero.
Kamile Vidaña es un ejemplo de ello, pues entró al equipo en Ciudad de México para convertir su gusto de rodar en bici en una forma de ganar dinero.
De la misma forma, Cynthia Aguilar logró hacer de su pasatiempo preferido una fuente de ingreso adicional. Además de colaborar con Rappi, es fanática del ciclismo y hace fondos de 300 a 400 kilómetros en un día.
“Ofrecer sus servicios en esta plataforma es un complemento para mujeres que quieren dedicar tiempo a sus proyectos personales” comentó Carlos Correa.
Alejandra Zaldívar, por ejemplo, relató que le gusta ser Rappitendera porque no desea encerrarse en una oficina. “Rappi es una buena opción de hobby. Puedo andar en bici, hacer ejercicio y sacar adelante mis otros trabajos", explicó. Por su parte, Ale Ballesteros, combina su rol de Rappitendera con su banda de rock.
Pero no sólo las jóvenes son las únicas que están empoderándose. Hay mujeres con liderazgo innato que están encontrando una alternativa para impactar la vida de otras personas. Betty Soriano, de 57 años, es una Rappitendera de Monterrey que con carisma y actitud positiva logró en sólo tres meses ser capitana de un equipo de 24 Rappitenderos.
“Betty, Ale, Kamile, Cynthia y Alejandra nos dan un panorama de cómo las mexicanas están desde diferentes ámbitos buscando el modo de tomar las riendas de sus vidas y ser económicamente activas. El espíritu emprendedor es una constante de estas mujeres, dando muestra de que cada vez hay más dinamismo en la economía nacional y ellas son, en gran medida, responsables de eso”, concluyó Carlos Correa.
Nenhum comentário:
Postar um comentário