Las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas, conocidas como MiPyMEs, PyMEs o startups -cuando son de reciente creación-, se han consolidado como parte medular de la actividad económica de las naciones, y México no ha sido la excepción. De acuerdo con cifras oficiales, en México hay más de 4.1 millones de microempresas que aportan 41.8% del empleo total. La actividad de las PyMEs es muy relevante pues generan alrededor del 52% del PIB del país[1].
A nivel mundial se ha hecho eco de la necesidad de impulsar el éxito de estos negocios, y de dotar a las PyMEs de condiciones para garantizar su escalabilidad y su acceso a financiamiento. De reciente creación, la ONU instituyó el 27 de junio como el Día de las Microempresas y las Pequeñas y Medianas Empresas. Según datos del International Council for Small Business (ICSB), en el mundo, las PyMEs representan más del 90% del total de empresas, y generan entre el 60% y el 70% del empleo y son responsables del 50% del PIB a nivel mundial[2].
Lograr el éxito de estas empresas es responsabilidad de autoridades, iniciativa privada y sociedad en general. Cabe mencionar que hasta un 70% de estas empresas, cierran antes de cumplir 5 años y únicamente el 11% llegan a 20 años de operaciones (CCE)[3].
¿Qué necesitan las PyMEs para lograr elevar la rentabilidad y productividad, y con ello asegurar no sólo su supervivencia sino su éxito en el mercado? Algunas instituciones y corporaciones han creado programas para sumar a estos actores económicos a sus objetivos de negocio, generando desarrollo y certidumbre para quienes se lanzan a poner negocios. Un caso de éxito desde 2014 es el programa Adopta una PyME, de Walmart de México y Centroamérica, el cual apoya a pequeñas y medianas empresas que ya forman parte de la cadena de valor de la compañía con capacitación y asesorías para que logren incrementar su productividad, competitividad, venta, así como el posicionamiento de sus p
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