Hace unos días, siendo el mes de marzo cuando apenas se encendían las alertas en la Ciudad de México por la aparición de los primeros casos de COVID-19, entre el alto flujo de falsas noticias y otras oficiales, me encontré con un meme que, con jocoso humor negro, cuestionaba los motivos y causas por las cuales en estos tiempos de contingencia, las pequeñas, medianas y grandes empresas se habían visto obligadas a acelerar sus estrategias de implementación de transformación digital; y que por supuesto compartí.
La imagen mostraba una pregunta de opción múltiple que decía “¿qué aceleró la transformación digital de su empresa? Y las opciones que se proponían para resolver la interrogante eran: a) el equipo TI, b) el CEO, c) el Coronavirus, d) el CTO y d) el equipo ágil, proporcionando como respuesta correcta la opción C.
Así las cosas, lo que vi como una cuota de humor negro para reflexionar, para un amigo cercano, empresario colombiano, fue algo demasiado serio, al menos así me lo hizo saber en mi publicación, la cual comentó con tono de preocupación.
Y el comentario de este empresario preocupado, quizás afectado por el contexto, es completamente acertado. Hoy, en tiempos de COVID-19, viviendo una pandemia, la transformación digital no es una broma, es un asunto serio que tiene incidencia absoluta y relevante en el cambio económico y social que veremos una vez se haya superado la crisis.
La pandemia nos tomó por sorpresa y lo que se venía postergando desde lo que identificamos hace apenas un par de años atrás, como la cuarta revolución industrial o revolución industrial 4.0, se estrelló de frente con los antiguos modelos de negocio arraigados a la tradición y temerosos de la implementación tecnológica, entendiéndola como una amenaza y no como su naturaleza misma la concibe, como un complemento potenciado a su máxima expresión por las capacidades humanas.
Es un hecho comprobado que las compañías que antes de vivir la pandemia le apostaron a la transformación digital, impulsada desde el equipo directivo, hoy en día sufren menos los efectos económicos adversos de la crisis y logran garantizar no solo los empleos a sus colaboradores, sino la continuidad misma de su negocio. La oportunidad de lo digital en los negocios amplía el alcance del modelo, garantizando una buena experiencia del cliente y un clima organizacional estable. Son estas compañías que han ido incorporando nuevas metodologías de trabajo, promoviendo entornos colaborativos y mejorando procesos a través
de la innovación, las que han logrado sortear los retos que trae consigo la crisis, ubicándolas en un escenario menos catastrófico y con oportunidades de reacción efectiva al impacto.
En este contexto, son entonces las empresas tradicionales las que se quedaron atrás, las que se ven en un escenario apremiante, obligadas a acelerar de manera contundente la transformación digital en sus modelos de negocio. No lo tienen nada fácil pero tampoco imposible. Van a tener que saltarse algunos pasos y sobrellevar el proceso transicional del cambio de la organización en lo que tiene que ver con clima, capacitación, adaptación y agilidad en tiempo récord, sin una planeación correcta, pero con valentía, y no por ser lo último a mencionar lo menos importante, evitando entrar en pánico ante el desafío.
Hoy más que nunca es tiempo de aprovechar las oportunidades que nos proporcionan las tecnologías digitales para entender contextos, clientes, comportamientos de mercado y sectores, sin miedo a explorar nuevas formas de hacer las cosas.
Y cuando digo explorar nuevas formas de hacer las cosas, hago alusión a tener la mente abierta para cambiar procesos obsoletos. Tal es el caso de las modalidades de trabajo presencial reemplazadas hoy por modalidades 100% de trabajo remoto, que optimizan capacidades y que actualmente muestran mejores índices de eficiencia de los recursos.
Entre tanto, asociar la transformación digital únicamente con la tecnología, es un error; la transformación digital per se tiene que ver más con las personas que con la implementación tecnológica.Tiene más sentido si ésta se asocia a las capacidades humanas para potenciar la tecnología y para entender esto es necesario cambiar el mindset.
El COVID-19 nos muestra que la transformación digital está llamada a permear todos los sectores y no solo el de industria. El ejemplo más cercano es el del sector educativo que de manera abrupta tuvo que dar la vuelta a su modelo implementando canales digitales para continuar con su calendario escolar.
Estamos llamados al cambio y el cambio es avanzar y anticiparse, es prever y desarrollar la capacidad de controlar los entornos, es ese cambio que nos invita a perder el miedo a jugar las fichas por estrategias de transformación digital, que permitan la prevalencia de los modelos de negocio en el tiempo y a prueba de todo.
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