Por Axel Abulafia, Executive Vice President de Globant
Una organización es un sistema vivo, en constante cambio y evolución. Los escenarios van cambiando con el tiempo, y hoy las organizaciones se enfrentan a una creciente fuerza de trabajo remota, nuevas generaciones con diferentes demandas de trabajo, tecnologías de automatización y movilidad, entre otros desafíos.
Por esta razón, las compañías del mundo tienen que pensar cómo transformarse digitalmente para reestructurar su negocio; y esta transformación trae aparejada un cambio de paradigma que impacta tanto en los procesos como en las personas dentro y fuera de la organización.
Aunque avanzar hacia plataformas tecnológicas internas modernas está en el ideal de muchas organizaciones, esto puede ser algo complejo de alcanzar sin la estrategia o los conocimientos adecuados. Para aprovechar al máximo los beneficios de la digitalización, las organizaciones deben estar preparadas para evolucionar a la velocidad que requiere la transformación tecnológica.
La transformación digital representa un cambio fundamental en la forma en que los ejecutivos estructuran, administran y dirigen sus organizaciones, ya que la tecnología se ha movido al centro de cada proceso de negocios y cada elemento de la experiencia del cliente, impactando directamente sobre su competitividad.
Regularmente detectamos que muchas organizaciones realizan una adopción fragmentada de las nuevas tecnologías puertas adentro, en lugar de hacerlo desde una visión integrada. El desafío es que la transformación digital en una empresa no sea un acto unidimensional, sino que requiere una concepción multidimensional que incluya la estrategia en tecnología, estructura, operaciones y su cultura interna, todas ellas al mismo tiempo.
En su núcleo, las organizaciones tienen un conjunto de creencias y valores compartidos. La manera en que los empleados dan vida a estos valores y cómo interactúan unos con otros, conforman el sistema nervioso de la compañía. Es importante que las empresas que van a iniciar un proceso de transformación digital, se apoyen en plataformas y aplicaciones que se integren y actúen como columna vertebral para gestionar la cultura organizacional de un manera efectiva, involucrando a los empleados desde el primer día para garantizar la adaptación al nuevo entorno digital.
Usando la tecnología de base para el cambio cultural, las compañías pueden identificar personas influyentes, que no solo transmiten sentimientos positivos sino que son verdaderos agentes de cambio, y crean naturalmente, un efecto de red a su alrededor. Gestionando el cambio correctamente, se logra aumentar la colaboración, extender el sentimiento positivo y contagiar el buen ejemplo.
En conclusión, una organización que busca dar un paso hacia la transformación digital, primero debe pensarse “digitalmente”: cómo son sus procesos, cómo se comunican internamente, qué herramientas pueden potenciar la innovación y la circulación de ideas. En lugar de adoptar tecnologías segmentadas, la estrategia de transformación debe ser integral, poniendo en el centro a las personas y la cultura de la organización.
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