por Yesica Flores |
Por Susan Biddle, directora sénior de Mercadeo para el sector de Educación en Fortinet
La proliferación de la conectividad en la red global, gracias a los avances tecnológicos y a un número creciente de dispositivos conectados, ha tenido una serie de impactos positivos en las instituciones de educación superior. Desde los servicios en la nube hasta Internet de las Cosas (IoT), los estudiantes y profesores ahora pueden mantenerse conectados mientras se encuentran fuera del aula para mejorar el aprendizaje y la investigación.
Sin embargo, todo este intercambio de información también ha abierto las puertas al aumento de la actividad cibercriminal dirigida a instituciones educativas. Cualquier información intercambiada, ya sea información personal de los estudiantes o datos de un centro de investigación universitaria, debe ser protegida para resguardar la reputación de la institución.
Los colegios y universidades son por lo general entornos densamente poblados y altamente colaborativos. Requieren acceso a diversos recursos y publicaciones en línea para realizar investigaciones, así como a aplicaciones y soluciones de software para registrar, presentar y compartir sus hallazgos. Además, dependiendo de la escuela o departamento, las prioridades para acceder a diferentes aplicaciones y recursos pueden variar drásticamente.
Además de apoyar las necesidades académicas, los equipos de TI de las instituciones de educación superior deben construir una red inalámbrica (WLAN) que pueda conectar los
dispositivos que los estudiantes utilizan durante su vida diaria universitaria como computadoras, televisores inteligentes, impresoras inalámbricas, dispositivos móviles y otros.
Construir una red inalámbrica que tenga el ancho de banda y las capacidades para manejar cantidades grandes de tráfico y prioridades diferentes es un desafío en sí mismo. No es raro que las instituciones educativas tengan que implementar cientos o incluso miles de puntos de acceso en los campus para proporcionar cobertura de Wi-Fi las 24 horas, los 7 días de la semana.
Este desafío de infraestructura se complica aún más al tener en cuenta las nuevas amenazas de ciberseguridad asociadas con las redes abiertas en la educación superior. Los equipos de TI de las universidades tienen que construir una infraestructura de WLAN que ofrezca conectividad fuerte con mínimas restricciones y tiempo de inactividad, al tiempo que proteja a los usuarios y a los datos de las amenazas actuales y en evolución.
Los colegios y universidades se han convertido en objetivos de alto valor para los ciberdelincuentes debido al tipo de datos que almacenan. No solo almacenan información sobre estudiantes, sino que a menudo incluye información de salud, finanzas e identificación personal sobre la facultad, el personal docente, los administradores e incluso los estudiantes que solicitan el ingreso. Desde 2005, las instituciones de educación superior han sido víctimas de 539 intrusiones conocidas que dieron como resultado unos 13 millones de registros comprometidos. Las universidades también corren el riesgo de ser blanco de los ciberdelincuentes debido a la propiedad intelectual de las investigaciones originales que realizan en sus laboratorios u otras instalaciones de investigación.
Las arquitecturas de acceso seguro permiten abordar los desafíos de conectividad que afectan a las instituciones de educación superior en la actualidad como la cobertura, la confiabilidad y la capacidad de dar acceso a una gran cantidad de dispositivos personales, al tiempo que incorpora una ciberseguridad avanzada. Instituciones educativas de América Latina ya han comenzado a implementar con éxito este tipo de soluciones de acceso seguro, el Colegio San Ignacio de Loyola en Colombia y el Centro Educativo IFB Certus en Perú son solamente algunos ejemplos.
El uso de la tecnología en los campus universitarios aumenta a medida que los estudiantes dependen cada vez más de dispositivos y aplicaciones conectados para su vida académica y personal. Al mismo tiempo, las universidades enfrentan ciberataques más frecuentes y sofisticados de delincuentes que buscan datos personales valiosos. Las universidades deben integrar su acceso a la red con un protocolo de ciberseguridad para proporcionar escalabilidad y visibilidad, y así mantenerse al día con las necesidades de los estudiantes mientras están preparados para hacer frente a las ciberamenazas actuales y futuras.
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