El liderazgo es, sin duda, una de las cualidades más importantes en cualquier organización. Los líderes son muy apreciados en sus empresas porque impulsan y generan valor añadido. Además, se encargan del proceso de interacción entre las personas que conforman la empresa, conducen sus energías, sus capacidades y las actividades del grupo con un objetivo claro: alcanzar las metas.
De acuerdo con el libro “Mentor 101”, de John C. Maxwell, ser un líder no es más que tener seguidores, mientras que el liderazgo se trata de influencia.
“La influencia es la herramienta más importante del liderazgo, pues de ella depende que los seguidores realicen adecuadamente sus tareas”, comenta Saskia de Winter, directora general de la firma especializada en capacitación empresarial Saskia de Winter Training. “Si el líder es muy influyente, sus seguidores harán todo lo posible por lograr los objetivos propuestos, mientras que si su nivel de influencia es débil, sólo harán lo mínimo necesario para mantenerse en su trabajo”, señaló.
Lo importante entonces es comprender qué es lo que hace que un líder sea más o menos influyente sobre su gente y cómo se puede trabajar para aumentar el nivel actual de influencia.
En el mercado hay muchísima información y metodologías acerca del liderazgo, como los textos de Stephen Covey, John Maxwell y Cyril Levicki, pero de acuerdo con Saskia de Winter, hay un libro que nos puede enseñar a liderar: El Bushidō.
El código samurái, como también se le conoce, es un conjunto de principios que preparan a un guerrero a dirigir y comandar sin perder de vista nuestra su humanidad ni el contacto con sus valores básicos. Y aunque parezca anticuado, se pueden rescatar y aplicar muchas enseñanzas de este libro a la vida empresarial.
Es por ello que las especialistas en coaching empresarial de Saskia de Winter Training comparten los cinco pasos para la influencia y el liderazgo efectivo:
1.- Buscar la fortaleza y las cualidades únicas.
Los guerreros samurái estaban obligados a educarse constantemente para poder pulir sus fortalezas y mejorar sus debilidades, aun en campos en los que eran expertos. Asimismo, debían conocer las fortalezas de su equipo para poder trabajar en conjunto y vencer en la batalla.
Tal y como ellos hacían, hay que centrarse en aquellas características personales que tienen tanto el líder como el equipo para poder vencer. Una forma de poder conocer al equipo es apuntar en un cuaderno todo lo que hacen bien: capacidades, fortalezas emocionales y virtudes.
2.- Animar e inspirar a otros a desarrollar la práctica y a liberar fortalezas y cualidades únicas.
Los samuráis tenían la obligación social de compartir su virtud con aquellos que se encontraban jerárquicamente debajo de ellos y servirles como ejemplo. El líder tiene la obligación de ayudar e inspirar a su equipo, conocer sus fortalezas y usarlas a favor del mismo.
Una de las claves para convertirse en una persona influyente es empezar a cumplir todo lo que se dice. Que el hablar sea exactamente lo mismo que el hacer, como si se fuera un líder samurái. La gente en nuestro entorno comenzará a respetarnos e incluso a seguirnos, porque todos queremos seguir a una persona ejemplar y que es auténtica.
3.- Señala hacia una sóla dirección y toma acción, basado en compartir los principios.
El código samurái no fue sólo una lista de reglas, sino que era un estilo de vida estricto al que los guerreros se debían de mantener apegados, basando todas sus decisiones en los siete valores del bushido: justicia, coraje, compasión, respeto, honor, lealtad y sinceridad absoluta.
Como líder, hay que enfocarse en las metas y ayudar al equipo a llegar a ellas sin perder los valores, los principios y el control. Un jefe infunde temor y miedo, mientras que un líder inspira confianza.
4.- Hay que hacerse a un lado del camino de los demás.
La vida está llena de batallas, sin embargo, no todas son nuestra responsabilidad. Constantemente nos enfrentamos a retos que tienden a volverse personales, gastamos tiempo y energía en resolverlos, y cuando logramos sobre llevarlos descubrimos que ese logro no era lo que buscábamos.
Se debe aprender de las decisiones que toman otros, de los errores y éxitos de los demás, pero esto no significa que debemos seguir el mismo camino, pues cada persona es distinta y tiene su propio ritmo de aprendizaje.
5.- Aprender de otros y de nuestro entorno.
Dicen que los hombres sabios aprenden de sus enemigos y, en este caso, nuestros entorno laboral y los compañeros de trabajo son de quienes podemos aprender, puesto que, de forma automática y natural, tendemos a imitar a aquellas personas que forman parte de nuestro círculo.
Ya sea para evitar replicar actitudes o ambientes dañinos o para aprender a desarrollar nuevas habilidad, es importante observar lo que nos rodea y aprovechar los conocimientos y habilidades de nuestros compañeros de trabajo para aprender de ellos.
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