Redes sociales, un arma de doble filo
Luego del sismo de 7.1 grados en la escala de Richter que estremeció la Ciudad de México, Morelos y Puebla el pasado martes 19 de septiembre causando la muerte de más de 300 personas, es indescriptible la conmoción social generada por la pérdida de vidas humanas, los múltiples daños materiales ocasionados y el miedo de la población ante un nuevo fenómeno natural de esta magnitud.
La respuesta de la ciudadanía en el estado de emergencia ha sido multitudinaria, algo que ha generado unión masiva de los mexicanos, quienes formando brigadas se lanzaron a las calles a ayudar en el rescate de personas atrapadas entre los escombros de los edificios derrumbados.
Miles de personas han instalado centros de acopio en sus propias casas para recolectar alimentos, material de curación, ropa, picos, palos, entre otros. Así como hombres y mujeres, profesionales de la salud, voluntariamente atienden a víctimas y familiares en las zonas de desastre.
La tecnología en el estado de emergencia
Las nuevas tecnologías como los teléfonos inteligentes (smartphones) y las redes sociales han jugado un papel importante en la difusión de información, desde ser un medio para comunicarse con familiares para hacerles saber que se estaba bien hasta para grabar videos en el momento del sismo, compartir imágenes de los lugares siniestrados, solicitar a la población sumarse a los rescates, recolección o peticiones de ayuda, así como hacer pública la buena o mala actuación de las autoridades.
Sin duda, las redes sociales han sido una herramienta de gran utilidad en estos momentos, sin embargo también han propagado una gran cantidad de información falsa debido a que mucho de lo que se comparte no es cierto ni proviene de fuentes oficiales. Incluso hay noticias alarmistas que más que ayudar a la población provocan un estado de incertidumbre, miedo y enojo.
Como lo señaló el psicoanalista inglés Sigmund Freud en sus trabajos descritos en el libro Psicología de las masas “La conducta de los seres humanos viene influenciada por el contagio que adquieren de los demás grupos colectivos. Estos tienden a hacer las mismas acciones que ven en los demás”.
Lo preocupantes de esta situación es que al difundirse información sin comprobar su veracidad, no solo se está desinformando o mal informando, sino que esto puede influir en el ánimo y comportamiento de la sociedad en un sentido negativo provocando que incluso se ponga en riesgo su estabilidad.
Para no ser víctimas de noticias falsas es importante estar atentos y revisar lo siguiente:
- ¿Quién da la noticia? : Siempre hay que preguntarse cuál es la fuente ¿Es alguien conocido por su buena reputación? ¿Tiene credibilidad en la materia? ¿Se identifica plenamente con nombre y apellido?
- ¿La información es actual?: Las noticias pueden variar minuto a minuto por lo que siempre hay que buscar la más reciente en torno al tema.
- ¿La información contiene datos explícitos verificables y nombran las fuentes de donde se toman?
Evitemos compartir noticias sin verificar y que generan confusión ¡Hay que estar alertas!
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