Las pequeñas y medianas empresas generan el 72% del empleo en el país y el 52% del Producto Interno Bruto. A pesar de su importancia para la economía mexicana, muchas PyMEs quiebran al poco tiempo de lanzarse al mercado y el principal responsable es una operación deficiente del plan de negocios.
Aunque el camino más viable para eliminar la incertidumbre es buscar ayuda, menos del 12% de las empresas se asesora con expertos o busca los servicios de empresas de consultoría.
El error de muchos emprendedores es no ver el potencial que tienen las consultorías para mejorar sus procesos y con ello su rentabilidad. Más que un gasto, se trata de una inversión.
“Hay empresas a las que en un inicio les va bien pero al momento de comenzar a crecer es cuando se atoran porque no tienen las habilidades para esta nueva etapa del negocio”, observó Jorge González Gasque, director general de G2 Consultores. “A los empresarios no les da pena decir que necesitan inversión pero sí que necesitan ayuda”, agregó González Gasque.
A continuación te presentamos cuatro mitos y realidades sobre las consultoras de empresas:
1. La consultoría es demasiado cara
Las firmas de consultoría de gestión global han hecho que el campo de la consultoría de negocios parezca costoso. Por ejemplo, algunas empresas estadounidenses de consultoría tienen un rango de precio de 150 mil dólares o más.
La realidad es que existen opciones mucho más económicas y, dependiendo del tipo de servicio, los precios pueden variar radicalmente. Es importante tomar en cuenta que hay consultorías especializadas en diferentes giros y tipos de negocio, por lo que es importante identificar quién puede apoyar mejor al negocio de acuerdo con sus necesidades particulares.
2. ¿Qué va a saber un extraño de mi negocio?
Los directores sienten que son la única persona que puede comprender realmente a su empresa, especialmente si también son el propietario o fundador de la misma.
Aunque conozcan a profundidad su producto y su mercado, dirigir una empresa exitosamente requiere conocimientos de planeación estratégica, estrategias de mercado, financiamiento, entre muchas otras áreas
Un consultor es un experto en examinar negocios desde una nueva perspectiva y enfocarse rápidamente en problemas que pueden haber pasado por alto.
3. Tomará demasiado tiempo
Lo último que un empresario o ejecutivo puede permitirse es perder tiempo en la logística de un proceso de consultoría inesperadamente complejo.
La realidad es que un consultor profesional proporciona un proceso y un enfoque definidos, diseñados para minimizar los compromisos de tiempo por parte de los altos directivos.
Ciertamente se necesitará algo de tiempo, pero en la mayoría de los casos lo que es más esencial es el acceso: acceso para permitir que el consultor reúna información, recopile datos, revise documentos y entreviste personas.
En resumen, el consultor pasará un poco de tiempo con más personas, en lugar de pasar mucho tiempo con una o algunas.
4. No es para empresas como la mía
En la mayoría de los casos, el director de la empresa es un hombre de orquesta y considera que no hay nadie que les enseñe algo nuevo, por lo que no contempla que un experto en gestión le pueda ayudar para incrementar su utilidad.
La tarea del consultor es, luego de diagnosticar, la transmisión de la experiencia previa en cuanto a decisiones gerenciales, la resolución de problemas o la realización de proyectos para optimizar los procesos de la empresa.
El gran valor del consultor es su experiencia, el conocimiento de las tecnologías, su habilidad para identificar situaciones y darse cuenta de las posibilidades que existen para un negocio.
La consultoría bien definida e implementada de manera adecuada es la mejor inversión que puede hacer cualquier empresa de cualquier tamaño. Disminuir el gasto de recursos, incrementar los tiempos de respuesta y generar mayor valor en la entrega del producto siempre genera un impacto positivo en la utilidad.
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